Las aguas del Río Ganges fluyen desde las alturas del Himalaya hasta el vasto golfo de Bengala, llevando consigo leyendas milenarias, rituales ancestrales y la promesa de transformación. El significado de su nombre es “se mueve rápidamente”, aludiendo así al gran caudal de agua que transporta. Su papel cultural y religioso en India es central, sobre todo en el ritual de prina padana, en que se honra a los muertos con bolas de arroz y semillas de sésamo que se echan al río.
Un río lleno de historia y significado
Se dice que el Ganges nació de los cabellos del dios Shiva, quien, para contener su fuerza, la liberó como una bendición para la humanidad. Estas aguas, consideradas sagradas, tienen el poder de purificar el alma, liberar el karma acumulado y brindar salvación.
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El rio cruza por ciudades como Varanasi y Haridwarm, epicentros espirituales durante siglos, y a lo largo de su curso se han construido decenas de templos y ghats (escalinatas que conducen al agua) para los rituales diarios. Las ceremonias, como la de Aarti, iluminan las orillas con lámparas y cánticos, creando un espectáculo que une lo humano con lo eterno.
Una experiencia para el viajero
En Varanasi, la ciudad más antigua de India, un paseo en bote por el Ganges al amanecer revela una panorámica de rituales y vida cotidiana. Los baños purificadores, las ofrendas flotantes y las cremaciones que buscan la liberación final son expresiones de una filosofía que impregna cada rincón.
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Con respecto a las cremaciones humanas, cada año se tiran unos 32,000 cuerpos muertos al río Ganges. Según el hinduismo, un cuerpo que ha sido cremado en Varanasi es un cuerpo más puro si parte de éste es depositado en el río tras su cremación. Pero esta práctica tiene graves consecuencias sobre la calidad del agua. De hecho, se trata del río más contaminado del mundo. Sus aguas pueden transmitir disentería, cólera, tifus, hepatitis y gastroenteritis aguda, una de las principales causas de mortalidad entre los niños hindúes. Por ello las visitas a este río son meramente desde las orillas o en boten que protegen del contacto con las aguas.
Más al norte, en Rishikesh, el río fluye con energía juvenil. Es la capital mundial del yoga e invita a explorar ashrams, meditar junto al agua y caminar por el puente Lakshman Jhula, suspendido sobre las corrientes. Aquí, el Ganges no solo es sagrado; también se convierte en un espacio para la introspección y el reencuentro personal.
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Más allá de su dimensión espiritual, el Ganges otorga escenarios naturales que maravillan a cualquier viajero. Desde las nevadas montañas donde nace, hasta los verdes valles que atraviesa, cada tramo tiene un carácter único. En Uttarakhand, el rafting en el Ganges atrae a quienes buscan emoción, mientras que los paseos tranquilos por sus orillas ofrecen una conexión íntima con la naturaleza.
Recorrer el Ganges no es solo un acto de turismo; es de contemplación, asombro y respeto por cuestiones que quizás de este lado del mundo no podamos entender del todo, pero sí intuir en su belleza, en sus plegarias y sus rituales.