África es mucho, mucho más grande de lo que pensamos. Los mapas tradicionales han encogido y agrandado países deliberadamente desde el primer mapamundi de Ptolomeo en el siglo XV, hasta la proyección cartográfica de Mercator en el siglo XVI, que es la plantilla que usamos para los mapas mundiales hoy en día.
Pero el caso de África es el más extravagante y está plenamente relacionado con términos complejos como la necesidad geográfica de representación, pero también con colonización, racismo y una gran ignorancia en torno al continente en donde literalmente se fundó la vida.
¿De qué tamaño es África?
En un mapa típico, Canadá domina la mitad del norte del globo y se extiende de océano a océano en una planicie vastísima. Pero, la realidad no podría estar más lejos de esto, ya que caben al menos tres Canadás dentro de África.
La distorsión del mundo es mayor cerca de los polos: Groenlandia, que en la proyección de Mercator parece tener casi el mismo tamaño que toda África, es un buen ejemplo. En realidad este territorio no es más grande que la República Democrática del Congo.
Asimismo, en el mapa común, Rusia, Estados Unidos y toda Europa son a los que se les ha dado mayores proporciones, cuando en realidad África es más grande en superficie que Estados Unidos, China, India, Japón, México y toda Europa combinados.
¿Por qué es tan erróneo nuestro mapa?
Hay que tener en cuenta que la proyección de Mercator de 1569 fue hecha para navegar los mares: dibujar los meridianos y paralelos ayudó a los marineros a navegar en algunos de sus primeros y más peligrosos viajes alrededor del mundo.
Es decir, no fue diseñada para representar el territorio tal como existe en el planeta. Además, Mercator inicialmente hacía globos terráqueos, y trasladar su mapa de una superficie curva tridimensional a una hoja plana de papel fue problemático. Tomar el ecuador como el centro lógico del mapa dejó huecos enormes y confusos cerca de los polos. Y si bien fue una herramienta revolucionaria para capitanes y exploradores, la proyección distorsiona el tamaño relativo de los continentes, en beneficio de Occidente.
Las repercusiones de esto aún se sienten hoy. Nuestro mapa del mundo es tremendamente engañoso. Uno de los peligros del mapa de Mercator es que hace creer que los países gigantes son poderosos e intimidantes, y el imperialismo y colonialismo están vinculados con ello.
Un mapa perfecto
Lamentablemente, no existe tal cosa como un mapa perfecto, porque la Tierra es redonda y es imposible mapearla en una superficie plana sin errores de proporción. Pero la buena noticia es que ahora tenemos mapas alternativos del mundo, como la Proyección de Peters, que representan los tamaños mucho más arraigados a la realidad, y en algunas escuelas ya se está enseñando.
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